Carta de despedida al 2019


2019…¡qué generoso fuiste! Un año que siempre voy a recordar, por haber sido aquel que empecé cumpliendo mi mayor sueño en la vida cuando a las 00.10 hs del 1 de Enero, despegaba nuestro avión de Ezeiza, en un viaje sin pasaje de vuelta.  

2019, fuiste el año más intenso de mi vida y la infinidad de experiencias que viví mientras pasaban tus meses, fueron más que las de mis 32 años anteriores juntos.

2019, fuiste testigo de que estuve en las montañas, en el mar, en ciudad enormes, en pueblos minúsculos y en el campo mismo. Viajé en todos los medios de transporte que te se ocurran: aviones, barcos, autos, trenes, buses, petit taxis, grand taxis, taxis normales, a dedo, en tuk tuk, etc. Tuve muchísimo frío y muchísimo calor. Dormí en casas de lujo, en lugares que se caían a pedazos y hasta dormí al aire libre en el jardín de la casa de una familia berber en la puerta del desierto del Sahara, en Marruecos. 

Algunos ejemplos de distintos alojamientos en los que vivimos este año, en Villa Minozzo (Italia), Essaouira y Tetuán (Marruecos)

Visité diez países, de los cuales siete fueron “nuevos” (Turquía, Marruecos, Croacia, Montenegro, Kosovo, Macedonia del Norte y Bulgaria) y a otros tres volví por segunda o tercera vez y disfruté muchísimo todo lo que me aportaron esos reencuentros (con Inglaterra, Italia y España). 

Estambul, el primer destino del 2019 (y al que siempre vamos a querer volver)

Aprendí un millón de cosas nuevas, por ejemplo cómo se ve una almendra en el árbol y cuándo se tiene que recolectar, a cocinar tagine (comida típica marroquí), té de menta, batboot (pan marroquí), chutney (salsa india-inglesa), a comprar un pollo vivo en el zoco (mercado típico árabe), que asentir con la cabeza en algunos lugares del mundo puede significar “no”; que puedo adaptarme a una infinidad de situaciones diferentes; que puedo estar días bañarme (porque puede no haber ducha en el lugar donde estoy y que hay gente que vive así toda la vida); que hay gente buena y mala en todos lados; que mi normalidad es lo más exótico del mundo para otros. Pero más importante que todo eso, es que cada uno de tus días, agradecí infinitamente estar viviendo este sueño de vivir viajando y explorar el mundo para poder contarlo. 

Almendras recién sacas del árbol (en España), el tren donde aprendimos que asentir con la cabeze significa “no” (en Bulgaria) y la casa de Abdel, donde no había ducha y el “baño” era una letrina compartida entre todo el edificio (en Marruecos)

También hice (o me pasaron) muchísimas cosas por primera vez en la vida, tantas que creo que ya perdí la cuenta. Estas son las que recuerdo ahora: patiné sobre hielo (en Plovdiv, Bulgaria); viví en una casa con energía solar y manejé un auto descapotable (en las Alpujarras Granadinas, España); comimos muchísimas frutas y verduras directamente desde la tierra; visité un país árabe (Marruecos); tomé una clase de flamenco en la escuela Amor de Dios (en Madrid), cociné y comí galletas de jengibre para navidad; empecé a hacer house-sitting, trabajo voluntario y couch-surfing (en muchas partes del mundo); comí almendras recién sacadas de los árboles; aprendí a poner inyecciones a un perro; dí de comer a un camello; aprendí a adaptar mis actividades al clima o a las horas de luz; nadé en el mar en el mes de Octubre; ví la nieve en el mes de Diciembre; viví con (“sólo”) lo que podía llevar conmigo.

Mi primera vez patinando sobre hielo y la vez número 258 de Omar
Un Diciembre con muchas novedades: nieve y galletas de jengibre
Algunas de las muchísimas cosas que comimos directo de la tierra durante este año, en este caso, de nuestro house-sitting en Bulgaria

2019, fuiste el año que vió nacer a mi blog, que tanto disfruto, que tanto soñé y que espero seguir llenando de experiencias con el paso de los años. 

También viste nacer mi proyecto fotográfico Un mundo en la puerta, en el que colecciono puertas de todo el mundo y las agrupo con distintas temáticas (por lugar, color, forma, estado, etc). Ya tengo treinta modelos, mira:

Claro que también hubo momentos malos y me alegro porque son los que más me fortalecieron, me hicieron crecer (como viajera y como persona) y me hicieron valorar los tiempos que fueron mejores.

Lo más estresante del año: no saber si iba a lograr conseguir mi documento italiano (y como ven ¡lo conseguí!)

Y lo mejor de todo, es que gracias a este increíble año que hoy despido, me conocí con una intensidad y profundidad como nunca antes: confirmé que el día que me deje de viajar y me quede quieta va a ser en una ciudad (y en lo posible en una ciudad bastante grande), descubrí que soy fanática de la arquitectura islámica y los llamados a oración de las mezquitas, aprendí que puedo ayunar durante las horas sol y que el hambre y la ansiedad (en cierta medida) se puede controlar con la fuerza de voluntad, descubrí que puedo vivir con realmente muy poco (y eso me hizo sentir más libre que nunca).

Londres, una de las ciudades que visitamos durante este año, donde me quiero quedar a vivir
Y Estambul, un lugar donde nos quedaríamos un largo tiempo…

Así que por todo esto, 2019, sólo tengo para vos palabras de agradecimiento…¡gracias, gracias y más gracias por tanto!

Y si quieren seguir leyendo sobre cómo fue el 2019, nuestro primer año de vivir viajando, en cuanto a gastos, números, estadísticas, etc, lo encuentran todo en el siguiente posteo:

6 thoughts on “Carta de despedida al 2019

    1. Muchas gracias suegro!!! Gracias por leerlo y por tu comentario! Me alegro mucho que te haya gustado. Un abrazo fuerte!

  1. Noe que decir de esta carta, sobran las palabras, es puro sentimiento!!!.Estoy riendo y llorando al recordar cada uno de los momentos que relatas y seguí con ansias durante todo el año.!!! Extraño mucho tu presencia física, y a la vez te siento muy cercana.!!! Arrivederchi Noe!!!
    Y nos vemos prontito!!!

  2. Se cierra una pagina hermosa de mi vida, pero se empieza a escribir una nueva. Entonces esto no es una despedida del mundo del deporte, sino un hasta luego. Ahora que Tokio es solo una ilusion olimpica que se prolonga por otro ano para la actual generacion deportiva –y que tambien Tokio hace 80 anos fue otra ilusion, pero evaporada en terminos de Juegos- vale recordar que la capital japonesa si albergo la cita olimpica en 1964, convirtiendose asi en la primera capital asiatica

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